viernes, 9 de marzo de 2012

Árboles+Ver+Bosque (Sex-ismos)

Uno no debería hablar de ciertas cosas. Uno no debería hablar de política, de religión ni de fútbol (de los toros se puede perorar desde la barrera). Tampoco conviene abordar cuestiones de género, salvo que sea epiceno, neutral o se limite a “zonas epidérmicas / —sin interés alguno— / en niños, perros y otros animales”, según los conocidos versos de Ángel González. Sin embargo, la arboleda que se ha armado estos días empieza a pasarse de castaño oscuro. Uno se pregunta dónde acaba la visibilidad y comienza la videncia. Porque, no nos engañemos, el lenguaje no es tan sensible como desearían nuestros políticos. Las oraciones principales avasallan con violencia poscolonial a sus subordinadas (propongo que a partir de este momento se llamen oraciones feudales y oraciones de gleba, respectivamente). Los complementos indirectos son postergados en favor de los enchufistas objetos directos. Las consonantes no lloran. Ni las oclusivas, tan guturales, ni las fricativas, tan sibilantes. La hache está cansada de oír que no sirve para nada, y la puntuación ha sufrido bullying por parte de ciertos escritores laureados. Hasta uno de los nuestros se atrevió a atentar contra la ge (sin demasiado éxito, todo sea dicho). Abundan las locuciones discriminadas e irredentas. Y las que sufren destierro, pero permanecen inasequibles al desaliento: “a día de hoy” y “en base a” son incómodas resistentes que deberían merecer nuestros encendidos parabienes. La impersonalidad es groseramente invisible, pese a que algunos ejemplares audaces intenten visibilizar con encono el plural de “habían cuatro gatos”. En fin, desengañémonos: el lenguaje no está a la altura de nuestra sociedad, ni lo estará jamás. Hubo tiempos, o mores, en que las puella puellae conocían el género neutro, pero reconozcamos que en la Roma de Nerón no andaría el género para bollos. Así que lo mejor es dejar la cosa y el coso por imposibles. Propongo, pues, una salida honrosa: que se queden el lenguaje los lingüistas (sí, también ellas). Nosotros, los demás, ya hemos opinado bastante.


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