miércoles, 15 de junio de 2011

Parques temáticos

A los políticos les pasa con los parques temáticos lo mismo que a los poetas con las revistas de poesía. Saben que el capricho les va a salir caro, pero son incapaces de oponer resistencia. Los parques temáticos les pirran, les chiflan, les nublan el seso, en definitiva. Si no proliferan aún más es por su carácter intrínsecamente deficitario. Sin embargo, esta mañana, oyendo la radio, he escuchado la respuesta definitiva a tanto ruego a san Patrocinio. En una localidad andaluza, de cuyo nombre no puedo acordarme, han decidido tunear el pueblo. Esto es, una empresa relacionada con algo de los pitufos —esta parte no la he entendido bien, había interferencias— ha propuesto al consistorio y a sus habitantes pintar el pueblo de azul. Y los moradores se han puesto manos a la brocha y al titanlux. Las casitas encaladas parecen ahora uno de esos polos de hielo con los que estafan a los niños, pero no importa demasiado. La cosa no pasaría de una pintoresca prueba posmoderna de que Spain is different si no diera perversas ideas a las mentes siempre en stand by de los entes públicos. Y es que, si uno puede montar un parque temático sin necesidad de invertir en un parque temático, todo son ventajas. Da miedo pensarlo, pero los puertos pesqueros van camino de reconvertirse en la atracción “Caza del atún en 3D” y los magros espacios universitarios cederán al espectáculo colectivo “Pánico en el campus”. Todo un panorama aterrador. Y eso que uno lleva una revista de poesía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario