lunes, 7 de febrero de 2011

Esta muerta está muy viva

Paso el fin de semana escondido en Bélgica, con un pie en Lovaina (aka Leuven) y el otro en Brujas (aka Brugges). Descubro con una brizna de melancolía que ni siquiera la ciudad muerta de Rodenbach ha sido inmune a los estragos del turismo y al efecto invernadero de los convenios Erasmus. El alma de Brujas sigue siendo una sucesión de pináculos recortados contra el horizonte. Pero su cuerpo ya no acusa la mórbida enfermedad del cambio de siglo XX —el muy francófono mal du siècle—, sino más bien el desgaste acelerado del tercer milenio. El diagnóstico definitivo sería la memorable definición de Ralph Fiennes en una de las secuencias de Escondidos en Brujas: “Una puta ciudad de cuento de hadas”. Juzguen ustedes.


PD: Fui sin cámara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario